Perros de terapia
Hoy queremos hablar de la ayuda que brindan muchos perros a personas enfermas. Gracias a ellos, los procesos de recuperación son mucho más llevaderos y efectivos. Trabajan en hospitales, en consultas de pedagogía, en residencias de ancianos y en colegios. Junto a un entrenador, apoyan a personas con enfermedades. Solo su presencia ya es capaz de ayudar física y psicológicamente. Se trabaja con personas de todas las edades, desde niños a ancianos, con distintas enfermedades. Es algo que se ha demostrado científicamente y, por eso, cada vez son más los médicos y terapeutas que deciden incorporar un perro como apoyo. Contribuyen de forma positiva en tratamientos contra depresiones, acoso escolar, trastornos de ansiedad, problemas lingüísticos, dificultades de aprendizaje y otras limitaciones físicas o mentales.Su compañía puede reducir la presión sanguínea, el estrés, la agresividad y la sensación de inseguridad. Estar acompañado de un perro aporta bienestar. Acariciarlo o mirarlo segrega oxitocina, la hormona de la felicidad. Así, las personas sienten tranquilidad y alegría. Hay dos tipos de perros de terapia. El dinámico, que anima al paciente a hacer algo como jugar o interactuar de alguna manera. Y el pasivo: observan y esperan a reaccionar de una forma empática según las necesidades del paciente.Para evitar el estrés del perro, que tiene unas necesidades como cualquier animal, las terapias suelen ser cortitas y se turnan con otros perritos para que se encuentren lo más cómodos posible. Está claro que no todos los perros pueden ser perros de terapia. Entre los requisitos que se tienen que cumplir destaca el ser tranquilo, tener un vínculo estrecho con su cuidador, ser obediente y dócil y un buen comportamiento social. También, cero impulsos protectores, ser amable con desconocidos y resistir el estrés de situaciones nuevas y ausencia de agresividad. Hay razas que suelen ser mejores para ser perro de terapia por reunir estas características como el perro maltés, el carlino, el caniche, el braco húngaro, el border collie, el pastor alemán, el pastor australiano, el san bernardo, el terranova, el labrador y el golden retriever. Pero también hay mestizos y otras razas que cumplen esas cualidades que los hacen ideales para ser un perro de terapia y ayudar, así, a las personas que más lo necesitan.